Recomendaciones para una práctica profesional / pasantía (internship) exitosa.

La elección de una buena práctica profesional o  pasantía (internship), determina el éxito de esta traumática fase de la vida que se ubica entre el fin de los estudios y la primera experiencia de trabajo. Una mala elección genera frustraciones y pérdida de la pasión que, tiempo atrás, había animado la elección de un campo específico de formación académica.

“¡Profe, tengo miedo de la práctica profesional!”; “No sé por dónde empezar a buscar el sitio de práctica (internship)”. Éstas y mil preguntas más vienen recurrentemente entre los estudiantes al finalizar las clases de preparación al último año de formación universitaria.  Yo mismo me pregunté sobre el sentido de la práctica profesional (internship) al finalizar los diferentes programas académicos que he cursado.

Aquí, les entrego 5 recomendaciones basadas en mi experiencia como profesor y también como estudiante.

Amplíe y consolide una red de contactos profesionales.

El primer objetivo de una práctica es que el estudiante se ponga en contacto directo con los problemas relacionados con su profesión. En los lugares de práctica se espera que los estudiantes en pasantía o practicantes, aporten ideas novedosas (know how) basadas en los últimos hallazgos científicos que han aprendido de su formación académica. En contra parte, las empresas cuentan con equipos de profesionales experimentados (know who) que tienen experiencia en la solución de problemas específicos del tipo de trabajo que desempeñan.

La primera tarea del practicante o pasante es la de ponerse en contacto con los expertos de su área a fin de vincularse con la red de conocimiento, apoyo, intercambio de ideas, desarrollo de proyectos, y demás intereses compartidos.

Al final de su tiempo de práctica (internship) el estudiante, recién graduado podrá contactar esa red para buscar oportunidades de empleo o enriquecer su quehacer cotidiano, si es que ha logrado una vinculación laboral rápida.

Adhiera a los valores de la empresa.

Las organizaciones de todo tipo, como cualquier institución humana, se fundan en valores comunes. El estudiante en su tiempo de práctica profesional, debe estar atento a los valores que consolidan la cultura organizacional.

Puede tratarse de valores explícitos que generalmente se ponen de manifiesto en la visión y misión empresarial, en las características de los socios fundadores, en el tipo de producto o servicio que se provee o en las cualidades de la atención a los clientes/usuarios.  

También existen los valores implícitos. Estos son más difíciles de rastrear, pero se hacen evidentes en las relaciones de poder, en el tipo de información que fluye, en las comunicaciones informales, en la forma como se enfrentan y resuelven los conflictos e incluso, en la manera como se distribuye el espacio físico de trabajo.

El practicante o pasante debe estar alerta a estos valores. Si encuentra afinidad con ellos y considera que puede desarrollar su proyecto laboral en esa organización, debe manifestar abiertamente su adherencia a tales valores, convicciones, objetivos y formas de interacción.

Agregue valor.

Este punto es fundamental: haga aportes significativos. La mirada de un estudiante de último año es muy importante en todo tipo de organizaciones. Ser “el nuevo” implica tener una alta capacidad de asombro. No deje que la rutina lo envuelva. Manténgase alerta, incite su capacidad crítica y sepa identificar aquellos elementos que se pueden mejorar.

Desde un modelo de marco lógico, el estudiante puede hacer aportes relevantes, oportunos y pertinentes en cualquier fase del proceso: recepción de insumos, concepción del proceso, transformación, producción, entrega, evaluación, control, retroalimentación, entre otros.

Láncese al ruedo.

Toda vez que haya una reunión, infórmese bien del tema que se va a abordar, y participe activamente. No siempre se requiere una intervención para mostrar su erudición en un tema. Basta una buena pregunta que desencadene una explicación a fondo por parte de los expertos. También puede tratarse de una síntesis de lo que usted ha comprendido, de es manera manifiesta su interés por el tema. También puede tratarse de un agradecimiento por la oportunidad de participar en ese tipo de encuentros, sesiones, reuniones o experiencias.

El caso es que usted pueda dejar en evidencia que está comprometido con el proceso.

Encuentre mentores.  

Esta es la clave del éxito en el proceso de práctica. En toda organización hay expertos en los temas centrales. Ellos son valiosos. Pero aún más valiosas son aquellas personas que, siendo expertos, tienen un espíritu de mentor que les permite transferir conocimientos, elevarlos a experiencia y promover a las personas. Los mentores no sueles ser los más numerosos.

Búsquelos como si se tratara de la perla más valiosa. Un mentor se reconoce por su trato amable y su generosidad para compartir el conocimiento. Son personas que dedican tiempo para escuchar y para identificar los intereses de los demás. Adicionalmente, son emocionalmente muy inteligentes, favorables a la construcción de una comunidad de aprendizaje y al acompañamiento de las personas que entran a los sistemas laborales.

Agradezco a mis estudiantes porque ellos fueron verdaderos maestros durante las prácticas profesionales. Sin duda alguna, todos y todas a quienes acompañé en esos años, fueron exitosos en su práctica profesional.

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